En BLAC, entendemos cuán poderosa es la educación. Un votante educado es una fuerza a tener en cuenta, capaz de atravesar el smog de la forja de palabras política para exponer la verdad (o las mentiras) internas. Pero desafortunadamente, lo mismo ocurre con un votante sin educación, que no controla sino que es controlado por los políticos que buscan usarlos para sus propios fines. Nuestra experiencia nos ha demostrado que demasiados votantes desconocen demasiado a sus funcionarios electos, los temas en juego y, como resultado, contribuyen inconscientemente a la denigración de nuestra democracia. Esto es inaceptable, y para hacer nuestra parte tenemos, y continuaremos compilando recursos educativos para el beneficio del pueblo y nuestra democracia. Sin ella, las élites pueden manipularnos y controlarnos para que tomemos decisiones inconscientes e inconcebibles que erosionan nuestras instituciones; con él, podemos cambiar el tejido de nuestro país para que se ajuste mucho mejor.